Autoestima  y  comunicación
            Aprender  a  valorar  a  las  personas  empezando  por  uno  mismo, es  una  de  las  formas  de  prevenir  la  violencia  familiar  y  toda  forma  de  maltrato  entre  seres  humanos.
La  relación  entre  Autoestima  y  violencia  familiar.
Una  persona  que  no  tiene  una  autoestima  fuerte  se  transforma  en  alguien  que  puede  ser  maltratado  porque  no  pone  limites  o  no  se  da  cuenta  de  que  está  siendo  abusada. Por  otra  parte  alguien  puede  compensar  su  baja  autoestima, maltratando  y  abusando  de  su  poder  ante  otra  gente, pues  es  una  manera  de  compensar  lo  inferior  que  se  siente  por  dentro. En  la  violencia  familiar  tanto  las  víctimas  como  los  victimarios  tienen  muy  baja  autoestima. Sólo  que  se  manifiesta  de  diferente  forma. Por  eso  es  una  manera  fundamental  de  prevenir  que  alguien  sea  maltratador  o  maltratado  es  criarlo  dándole  el  estímulo  necesario  para  fortalecer  su  autoestima.  Y  si  el daño  ya  esta  hecho, uno  de  los  caminos  para  la  recuperación  es  ayudar  a  que  su  imagen  y  su  autovaloracion  se  afirmen. De  esta  forma  ya  no  se  pondrá  en  situaciones  de  sometimiento  o  ya  no  necesitará  someter  a  otros.
Muchas  experiencias  infantiles  nos  dañan  y  nos  quitan  de  apoco  el  conocimiento  sobre  lo  que  realmente  somos  y  valemos. Por  eso  necesario  también  aprender  conocernos  y  valorarnos  si  no  nos  criaron  transmitiéndonos  una  buena  imagen  o  nos  compararon  con  los  otros  sin  que  nos  demostraran  nunca  que  estaban  satisfechos  con   nuestro  rendimiento.
Hay   gran  cantidad  de  personas  que  aprendieron  que  tenían  que  obedecer, sacrificarse, complacer  o  someterse  a  cualquier  situación  para  ser  aceptados. Y  otra  gran  cantidad  que  aprendió  a  creer  que  la  única  manera  de  que  se  le  preste  atención  es  gritando, insultando, golpeando  y  produciendo  temor  en  quienes  los  rodean. Tanto  unos  como  otros  les  transmiten  a  sus  hijos  e  hijas  ese  modo  de  comportarse, pero  también  les  están  estimulando  la  formación  de  una  autoestima  deficiente.
La  buena  autoestima  se  manifiesta  porque  podemos  decir  que  no  o  que  si  a  lo  que  se  nos  presenta, sin  aceptar  presiones  ni  abusos; Podemos  pedir  lo  que  necesitamos    sabiendo  que  los  demás  también  tienen  derecho  a  negarse, podemos  comunicar  nuestros  sentimientos, pensamientos  y  emociones  sin  temor  y  de  manera  natural, sin  maltratar  ni  ofender  a  nadie, podemos  aceptar  que  los  demás  no  piensen  o  actúen  igual  que  nosotros  sin  por  eso  creer  que  son  malos, etcétera.
Las  características  de  la  autoestima.
·        Flexibilidad: es  poder  adecuarnos  a  los  cambios  y  a  los  imprevistos  sin  perder  la  confianza  y  sin  caer  en  el  pesimismo.
·        Creatividad: es  no  tener  miedo  a  probar  algo  nuevo.
·        Ambición: es  poder  proponerse  metas  maneras  de  conseguirás  sin  causar  daño  a  nadie.
·        Construcción:  es  buscar  siempre  lo  positivo, lo  que  se  aprende  aun  en  las  peores  experiencias  o  pérdidas.
·        Vitalidad: es  saber  que  tenemos  la  fuerza  y  las  ganas  de  probar  todo  lo  que  la  vida  trae, poner  las  energías  en  lo  creativo  y  constructivo.
·        Respeto: es  cuidarnos  y  saber  que  nuestro  cuerpo, nuestro  tiempo, nuestro  dinero, nuestros  deseos, nuestras  aspiraciones  merecen  respecto  y  consideración.
·        Alegría: es  poder  rescatar  algo  lindo  en  todo, aun  en  los  peores  momentos  poder  aplicar  un  poco  de  humor.
Para  reconocer  las  señales  de  un  dolor  emocional  oculto:
El  dolor  y  los  resentimientos  ocultos  que  nos  siguen  carcomiendo  por  dentro  se  pueden  manifestar  en  la  adolescencia  y  en  la  adultez  de  esta  manera:
·        Estallamos  o  nos  irritamos  por  cosas  insignificantes.
·        Nos  sentimos  amargados  y  casi  nada  nos  satisface.
·        Sentimos  la  tentación  de  pelearnos  con  todo  el  mundo.
·        Tenemos  pensamientos  negativos  acerca  de  la  vida  y   de  la  gente.
·        Decimos  cosas  hirientes  a  las  personas  y  luego  nos  arrepentimos.
·        No  entendemos  por  qué  reaccionamos  con  tanta  furia.
·        Tenemos  peleas  con  frecuencias  o  necesitamos  tener  a  todos  bajo  control.
·        Nos  sentimos  ignorados, marginados, muy  solos.
·        Nos  comparamos  o  competimos  con  nuestros  hermanos  o  hermanas.
·        Nos  tragamos  el  enojo  con  los  demás  para  que  no  nos  abandonen.
Una  prueba  típica  de  la  baja  autoestima  es  no  poder  aceptar  elogios  ni  felicitaciones.
Alguien  con  una  buena  autoestima  no  necesita  competir, hacerse  notar, no  se  compara, no  envidia, no  se  desmorona  frente  a  un  error, no-se  autocondena  con  crueldad, no  se justifica  por  todo  lo  que  hace, no  actúa  como  si  “pidiera  perdón  por  existir”.
Cómo  se  daña  la  autoestima  en  la  infancia.
Existen  padres, madres, docentes, o  cuidadores  que  humillan, desprecian, no  prestan  atención, se  burlan  o  se  ríen  del  niño  o  niña  cuando  pide  ayuda, siente  dolor, tiene  un  pequeño  accidente, necesita  que  lo  defiendan, expresa  miedo, pide  compañía, se  aferra  buscando  protección, tiene  vergüenza, etcétera.
Estas  actitudes  se  alteran  con  otras  en  las  que  se  les  demuestra  cariño, lo  cual  confunde  y  crea  inseguridad: se  pasa  de  ser “malo  y  culpable” a  ser “querido  y  bonito”.
El  mensaje  que  final  que  queda  grabado  es: “somos  mayores  y  podemos  hacerlo. Vos  no. Cuando  seas  grande  podrás  hacer  lo  mismo  que  nosotros”. Por  lo  tanto, cuando  crezca, a  la  primera  oportunidad  traspasará  la  humillación  o  el  maltrato  a  otros  más  pequeños  o  vulnerables.
Esta  es  la  cadena  de  poder  y  abuso  de  poder  que  se  traslada  de  una  generación  a  otra.
El  desprecio  y  la  vergüenza  vividos  en  la  infancia  son  la  fuerte  de  la  mayoría  de  los  problemas  que  afectan  la  vida  adulta  y  los  componentes  más  negativos  de  la  baja  autoestima.
La  principal  y  más  generalizada  forma  de  violencia  es  el  maltrato  emocional.
Aunque  no  nos  hayan  pegado  físicamente, nos  han  asustado  de  muchas  maneras  en  nuestra infancia  y  nos  hemos  sentido  culpables  e  intimidados.
Un  niño  o  niña  que  esta  se  está  desarrollando  con  una  autoestima  herido  se  atormenta  con  pensamientos  o  sentimientos  que –por  lo  general- no  pude  comunicar  ni  compartir  con  nadie  y  aprende  a  soportar  en  silencio.
Los  padres  y  madres  que  dañan  la  autoestima  de  los  hijos  e  hijas  no  lo  hacen  de  manera  intencional, es  el  modo  en  que  también  los  educaron  a  ellos. Pero  es  necesario  aprender  a  cortar  esta  cadena  generacional  de  actitudes  y  mandatos  que  destruyen  durante  la  infancia  la  imagen  interna  de  nosotros  mismos.
La  autoestima  y  la  comunicación  están  íntimamente  ligadas: según  cómo  nos  digan  algo, así  será  el  efecto  positivo  o  negativo, de  aprendizaje  o  de  resentimiento  que  nos  deje  por  dentro  desde  nuestra  infancia  hacia  el  futuro.
Cómo  sanar  la  autoestima  herida  en  la  infancia.  
·              Realizo  mis  elecciones  y  acciones  con  responsabilidad  y  sin  temor.
·              Me  aplico  a  mí  trabo  con  responsabilidad  pero, si  algo  no  va  bien, no  es  porque  yo  sea  un  fracaso  sino  que  todavía  tengo  que  aprender  más.
·              El  cuidado  o  la  falta  de  cuidado  con  que  trato  a  mi  cuerpo  depende  de  mí, aprendo  a  quererlo  y  aceptarlo, nadie  tiene  derecho  a  criticarme.
·              Me  hago  responsable  del  modo  como  trato  a  los  demás  y  evito  repetir  lo  que  a  mí  me  hizo  sufrir.
·              Ahora  yo  soy  responsable  de  mi  felicidad  y  no  dependo  de  que  otros  me  hagan  sentir  bien  o mal.
·              Yo  alimento  mi  vida  en  lo  material, lo  emocional, lo  intelectual, lo  espiritual.
·              Tengo  confianza  en  poder  resolver  lo  mejor  posible  cualquier  situación.
·              Aprendo  a  comunicar  mis  sentimientos  y  respeto  lo  de  los  otros.
·              Acepto  y  agradezco  que  me  aprecien, que  me  feliciten, que  me  regalen.
·              Cambio  mis  opiniones  sin  temor  si  me  doy  cuenta  de  que  eran  erróneas.
Señales  de  la  recuperación  de  la  autoestima.
·        Cambia  nuestro  rostro, reímos más, estamos  más  distendidos/as.
·        Somos  capaces  de  hablar  de  nuestros  logros  tanto  como  de  nuestras  equivocaciones, con  naturalidad, sin  soberbia  ni  falsa  humildad.
·        Estamos  más  abiertos/as  a   aceptar  limitaciones  y  errores, ya  que  la  autoestima  no  está  atada  a  la “perfección”.
·        Nos  sentimos  más  cómodos  y  libres  para  dar  y  recibir elogios, afecto, reconocimiento.
·        Tenemos  más  armonía  entre  lo  que  decimos  y  hacemos: el  modo  de  hablar  y  de  movernos  se  vuelve  relajado, flexible, sin  agresividades.
                                 Tenemos  presente  que  existe una  serie  de  expresiones  y  mensajes  que  son  contraproducentes y  que  hay  que  eliminar  para  no  maltratar.
                                 Los  principales  ejemplos  son:
Amenazas: producen  miedo, hostilidad, sumisión, o  una  escalada  de  violencia.
Ordenes: demuestran  autoritarismo, estimulan  la  rebeldía  o  una  obediencia  temerosa.
Otras  formas  de  reaccionar:
·        Criticas
·        Insultos
·        Deberías  o  tendrías  que 
·        Interrogatorios
·        Interpretaciones
·        Cambiar  de  tema
·        Negarse  a  escuchar
·        Restar  importancia
·        Negar  el  problema
·        Traer  acusaciones  del  pasado
·        Reproches
·        Monólogos
·        Generalizaciones
·        Defensa
·        Doble  mensaje
·        Incluir  a  otros
·        Suposiciones
·        Frases  ambiguas
·        Resentimiento  oculto
·        Interrumpir, burlarse, ironizar, acusar, manipular: son  otras  de  las  formas  tan  frecuentes  y  negativas  de  enfocar  las  conversaciones.
Para  comprender  la  esencia  de  la  comunicación.
·        Afirmación: es buscar  y  establecer una  afirmación, una  seguridad. 
La  meta  de  la  persona  que  habla, en  este  caso, es  hablar  del  problema.
·        Explore  el  problema  con  el  fin  de  revelar  la  dificultad  con  más  profundidad, si  el  tiempo  lo  permite.
·        Verifique   los  sentimientos  de  la  persona, además  de  los  hechos.
·        Utilice  comentarios  para  expresar  los  sentimientos  y  tal  vez  el  contenido  del  problema  en  una  frase  o  expresión  que  indique  reconocimiento.
·        Pruebe  de  nuevo. Si  no  entendió, haga  una  pregunta  aclaratoria.
·        Reconduzca  la  conversación  si  la  otra  persona  se  aparta  del  tema. Esto  ayuda  a  focalizar  el  tema.
·        Utilice  la  frase “lo  comprendo” con  discreción.
·        Guarde  la  información  confidencial. Deberá  asegurarse  de  que  realmente  le  quieren  contar  el  problema. En  este  caso  tendrá  que  explicarles  que  lo  que  le  cuentan  es  confidencial.
·        Trate  de  centrar  la  conversación  en  el  tema  en  cuestión.
·         Permita  que  los  silencios  ocurran  naturalmente  en  la  conversación.
·        Fíjese  en  los  movimientos  corporales  o  en  los suspiros, indican  discernimiento  o  aceptación.
Recuerde  que  oír  y  entender  activamente  ayuda  a  la  otra  persona  a  ampliar  el  enfoque  que  tenía  de  los  demás  no  resueltos: al  hablar  con  usted  está  resolviéndolos. 
 
1 comentario:
Muy buena entrada.
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